La alimentación es uno de los factores que influyen en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. Por ello, es importante que tratemos de cuidar nuestra dieta incluyendo alimentos que protegen a nuestro organismo de desarrollar esta enfermedad.
Existen determinados alimentos que reducen el riesgo cardiovascular y han demostrado que pueden proteger las neuronas y por tanto reducir las posibilidades de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. Esos alimentos son "altamente protectores".
Las frutas y verduras, en especial las de tonos intensos u oscuros. Entre las verduras con mayor capacidad preventiva se citan las espinacas, las coles de Bruselas, el brócoli, la remolacha, los pimientos, las berenjenas, las cebollas moradas... Entre las frutas, destacan las pasas, ciruelas secas, moras, uvas negras, fresas, cerezas, arándanos...
Los pescados azules, ricos en ácidos grasos omega-3. Atún, caballa, salmón sardinas, chicharro, boquerones, trucha... son una maravillosa fuente de grasas protectoras. Los frutos secos, ricos también en aceites protectores y en vitamina E. Almendras, nueces, avellanas y pacanas son especialmente recomendables.
Cantidades adecuadas de aceite de oliva virgen para cocinar. El aceite de oliva virgen aumenta los niveles de colesterol HDL (el "bueno", que ayuda a eliminar el colesterol "malo" o LDL) y protege las neuronas.
Algunas vitaminas, pues de acuerdo a estudios sugieren que las vitaminas E y C tomadas conjuntamente, y también la vitamina B12 y el folato podrían ayudar a prevenir el Alzheimer. Una dieta variada puede asegurarnos dosis suficientes de esas vitaminas y de los oligoelementos necesarios para que el organismo las utilice eficazmente.
En cambio, conviene eliminar totalmente de la dieta las grasas trans presentes en algunos alimentos procesados, las grasas trans aparecen confusamente identificadas en las etiquetas como "grasas hidrogenadas" o "parcialmente hidrogenadas". Otros alimentos que conviene reducir: las grasas saturadas (de origen animal), las harinas refinadas (en pan y bollería blancos, pasta blanca...) y el azúcar. Un recientísimo estudio de la prestigiosa Escuela de Medicina Mount Sinai de Nueva York demuestra que una dieta baja en calorías pobre en hidratos de carbono puede reducir e incluso revertir los síntomas de Alzheimer.
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