miércoles, 2 de junio de 2021

Siete consejos útiles para que las mamás puedan nutrir bien a sus bebés

Frente a las múltiples enfermedades, Droguería INTI, sugiere a las madres dedicarle tiempo en planificar la nutrición de sus hijos pequeños, equilibrando su ingesta de acuerdo a su edad y la necesidad de nutrientes que tienen Comer bien no es lo mismo que comer en abundancia. 

Y para los primeros meses de vida de su bebé, toda ingesta que reciba determinará cómo reaccionará su organismo frente a múltiples enfermedades. Fernando Álvarez, asesor científico de Droguería INTI, sugiere al menos siete consejos para que, sobre todo las madres primerizas, tomen muy en cuenta respecto a la nutrición y el crecimiento integral de los infantes.
“Muchas veces, los padres por el ajetreo de la vida repiten sus hábitos alimenticios con el bebé sin tomar en cuenta que el organismo del bebé aún está en desarrollo y experimentando cambios. Los primeros dos años son imprescindibles para proveer de las vitaminas necesarias para que su sistema inmunológico se defienda ante los agentes externos como virus, bacterias y hongos”, explica.

1. La leche materna no debe ser sustituida por papillas.

La leche materna es el puente entre la alimentación intrauterina y la comida que ingerirá el resto de su vida. Para que la leche de la madre sea de calidad es importante que también su alimentación sea sana. Evite sustituirla por papillas por más cantidad de nutrientes que le ofrezcan. La OMS recomienda la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses, y de ahí para adelante la introducción de alimentos apropiados para la edad, y el mantenimiento de la lactancia materna hasta los 2 años o más.

2. Motive a que su bebé pruebe nuevos sabores y texturas.

Para la transición de la leche materna a fórmula, es importante que un médico pediatra recomiende a la mamá una fórmula previa evaluación de su crecimiento y la necesidad de nutrientes que tiene el bebé. Entre los 6 y 24 meses, los niños empiezan a experimentar y jugar con la comida entre sus manos. Cuando la madre ofrece los alimentos con seguridad y amor sincero, los niños van creciendo sabiendo que el tiempo de las comidas es una experiencia segura. Si han tenido una dieta monótona, durante esta etapa, le será muy difícil recibir nuevos sabores posteriormente.

3. Los derivados lácteos son la principal fuente de calcio. ¡No la suprima!

La leche y los derivados lácteos aún son muy importantes para la nutrición del niño ya que son la principal fuente de calcio. Debe tomar unos 500 ml al día entre leche y derivados lácteos. La Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (ESPGHAN) recomienda utilizar leches de continuación o las denominadas leches de crecimiento siempre que la situación económica familiar lo permita. Una sugerencia muy apropiada puede ser la leche Nutrilon 4, fórmula de crecimiento que aporta una excelente mezcla de ingredientes nutricionales, hierro, grasas esenciales, prebióticos (nutrientes funcionales) que fortalecen el sistema inmunológico del niño.

4. Reconozca las señales de saciedad y evite la obligación

A partir de los dos años, los niños tienen un proceso de crecimiento menos acelerado y, por lo tanto, en su gran mayoría tienen menor apetito y demandan menos comida. Muchas veces, las madres creen que el niño está escogiendo comidas y no prestan atención a las señales de saciedad del infante. Si se les obliga puede que se genere una experiencia negativa y la rechacen poco a poco. Evite también darle dulces antes de las comidas puesto que pueden reducirle el apetito. 

5. Procure darle las cinco comidas al día

Los expertos en nutrición infantil recomiendan dar al infante cinco comidas al día distribuidas en 25% de calorías para el desayuno, 30% para el almuerzo, de 15 a 20% de calorías para la merienda y 25% de calorías para la cena. Si el infante está picando frituras, dulces o ingiriendo gaseosas durante el día alterará su crecimiento y se originará un desequilibrio de nutrientes y minerales en su organismo. Tome en cuenta que la ganancia de peso y de talla sea acorde a la edad del infante.

6.  Elija productos bajos en grasas saturadas, grasa trans y sodio.

Evite que su niño o niña consuma mantequillas, margarinas y quesos grasos porque pueden reducir la capacidad de defensa de su organismo y alterar el buen funcionamiento de todos sus órganos. La gran mayoría de los alimentos procesados contienen una tabla de valor nutricional en el envase. Léalos antes de darle a sus niños. Tome en cuenta el valor diario acorde al peso y a las calorías que demanda un infante. Evite las frituras en las comidas principales aún más en tiempos de pandemia. Incluya las frutas, cereales y verdura a la dieta de su bebé. No son caros y aportan bastantes nutrientes.

7.  Involucre a sus hijos en la compra y preparación de los alimentos.

Esto, además de abrirles la posibilidad de nuevos aprendizajes y experiencia, les enseñará y motivará a consumir alimentos saludables nuevos. Evite que el niño coma viendo televisión porque, además de distraerlo de los sabores, evitará que pueda experimentar el compartir sanamente con la familia. Invite a su hijo a ayudarle en la cocina a acomodar, mezclar, limpiar e incluso alistar diferentes alimentos antes de consumirlos.
Para ver detalles y conocer más a INTI y sus productos puede visitar:
Página web INTI: https://www.inti.com.bo/
Facebook de INTI: https://www.facebook.com/DrogueriaINTI
Blog de INTI: https://salud.inti.com.bo/

martes, 1 de junio de 2021

Alimentación consciente para una vida saludable

 Por Susan Bowerman, Directora Senior, Educación y Capacitación Mundial 

sobre la Nutrición, Herbalife Nutrition

La vida es estresante. Un año de pandemia, trabajar desde casa, la educación a distancia de los chicos y pasar horas interminables todos juntos –o en aislamiento- fueron un verdadero desafío incluso para los más tranquilos. Quizás comemos menos nutricionalmente hablando y más para reconfortarnos, calmándonos con alimentos que aportan calorías vacías o comiendo refrigerios poco saludables que tenemos al alcance de la mano en nuestra oficina en casa. Es posible que esa bolsa grande de papas fritas esté riquísima o nos distraiga por un momento de un mal día, pero comer sin pensar puede provocar aumento de peso y fatiga innecesarios, lentitud y traer otras consecuencias para la salud. Para que la alimentación sea saludable, también necesitamos tener una alimentación consciente. Aquí presentamos cinco consejos para conocer mejor los alimentos que consumen y así tomar opciones más inteligentes.

Tomar nota

Cuando comenzamos un programa de actividad física a menudo nos indican que realicemos el seguimiento de los pasos dados, las millas corridas o los entrenamientos semanales. ¿Por qué? Porque cuando mantenemos un registro de nuestro avance, somos más conscientes tanto de nuestros éxitos cómo de las áreas a mejorar. Mantener un diario de comidas es un ejercicio fascinante y, a menudo, nos confronta con la realidad. Nos recordará las 10 galletitas de agua que comimos después de almorzar o esa segunda porción de puré de papas que nos servimos en la cena. Escribir qué comemos –y cuándo y por qué lo hacemos– nos permite concentrarnos en aquellos hábitos que debemos modificar. 

Hacer una pausa 

A menudo nos encontramos mirando la heladera o la despensa, simplemente buscando algo. Incluso quizás nos preguntemos por qué entramos a la cocina. Antes de tomar algo para comer, dense un momento y pregúntense "¿y ahora por qué estoy comiendo?". Es muy posible que no estén en la cocina por hambre, sino por aburrimiento, enojo o cansancio. Si se toman el tiempo para preguntárselo, quizás descubran que comer no es la solución.  Busquen otras formas de combatir el aburrimiento, el enojo o la fatiga.  En lugar de comer, hagan una caminata, llamen a un amigo o preparen una taza de té. 

Comer por comer

Llevamos una rutina tan ajetreada que estamos acostumbrados a apurar todo en nuestras vidas, incluidas las comidas. En un mundo lleno de distracciones, a menudo hacemos varias cosas a la vez cuando comemos. Quizás miramos TV, respondemos correos electrónicos o navegamos por internet. Estas distracciones pueden ayudarnos a conectarnos, pero no a ser conscientes de qué o cuánto comemos. Si dedicamos un tiempo a no hacer otra cosa más que comer, solos o en familia, podemos ser más conscientes de cuánto consumimos y disfrutar lo que comemos. 

Incluir todos los sentidos

Cuando nos sentamos a comer, es difícil concentrarnos por completo y pensamos en las cosas que debemos hacer después. Dediquen, por lo menos, 20 minutos a concentrarse en la comida prestándoles atención a los alimentos servidos en el plato. Estimulen los sentidos y sean conscientes de los aromas, los sabores, los colores, las texturas y los sonidos de los alimentos. Si comen conscientemente, es probable que valoren más cada bocado y, además, queden satisfechos con menos comida.

Entender la saciedad

Todos alguna vez –en especial durante las fiestas– comimos hasta hincharnos tanto que nos tuvimos que desabrochar los pantalones. Si bien esas ocasiones en que comemos en exceso son muy esporádicas, para muchas personas se convierte en un hábito comer hasta que están bastante llenos, en lugar de comer solo lo suficiente para saciar el hambre. Este proceso puede ser un desafío para aquellos que crecieron obligados a dejar el plato vacío o con miedo a desperdiciar alimentos. Comiencen por servirse menos y tengan en cuenta las recomendaciones de algunos expertos que sugieren dejar, al menos, un bocado en el plato. Coman lenta y conscientemente y registren cómo se sienten cuando comen hasta que ya no tienen hambre, en lugar de comer hasta llenarse.  

En la vorágine de nuestro mundo actual puede ser difícil tomarse un tiempo y estar atentos a cómo, cuándo, dónde y por qué comemos, en lugar que considerar las comidas como un punto más en la lista de cosas para hacer. Comer conscientemente nos permite hacer una pausa y pensar qué tipo de alimentos consumimos y en qué cantidad. Ser conscientes de cuándo y por qué comemos un refrigerio y tomarnos un momento para sentarnos a comer sin distracciones nos permite disfrutar la comida, conocer nuestros patrones de alimentación y aprovechar los beneficios de consumir comidas más saludables y nutritivas.