domingo, 23 de agosto de 2015

Saltarse comidas Un hábito dañino

“Comeré después”

estómago vacío, corazón...

Al saltarse una de las principales comidas (generalmente el desayuno) el cuerpo pasa demasiadas horas sin ingerir alimento, lo que puede provocar consecuencias negativas a todos los niveles: aumento de peso, problemas estomacales, baja energía, etc.

El cuerpo humano tiene unos hábitos y unas conductas rutinarias que deben seguirse. El organismo debe ingerir alimentos cada cuatro o cinco horas aproximadamente. Para eso, deben realizarse cinco comidas divididas en desayuno, merienda matinal, almuerzo, merienda de la tarde y cena.

Es importante realizar cada una de ellas e intentar no saltarse ninguna. Aunque todas son imprescindibles, el desayuno es la comida más importante del día. Con ella comienza el proceso de consumo y ahorro de energía y lleva al organismo a decidir en las primeras horas del día cómo actuará respecto a sus niveles de energía.

CÓMO REACCIONA EL CUERPO

Una de las reacciones más comunes y más gráficas que se producen cuando una persona se salta una de las comidas es la ansiedad. Al haber pasado una gran cantidad de horas entre una comida y otra, se come con una mayor rapidez, más cantidad de comida y sobre todo, se genera hiperglucemia, lo que provoca un inesperado aumento de peso.

También se va desencadenando una serie de reacciones en la personalidad del individuo que van desde el mal humor por el hambre y la falta de nutrientes, nerviosismo, impaciencia e incluso mareos provocados por la falta de azúcares. Quizá sean sensaciones que el ser humano no es capaz de explicar o no es consciente de que le suceden, pero que se generan constantemente y como una reacción en cadena.

Cuando se saltan comidas y el organismo no dispone de los azúcares y nutrientes esenciales para abastecerse y continuar con sus funciones y sus acciones mecánicas, éste comienza a realizar un uso de las reservas de azúcares almacenados en el hígado y los músculos. Una vez que este paso ya no está disponible y el cuerpo ha agotado sus reservas, el organismo pasa a usar otras fuentes de energía como son las grasas.

Este proceso que puede resultar sencillo y, aparentemente no dañino, puede provocar graves consecuencias en el organismo: estreñimiento, náuseas, mareos… y también en el cerebro, aspecto que puede resultar más peligroso a largo plazo.

Si el objetivo del salto de comidas es la pérdida de peso, el resultado final, además de ser el contrario, estará acompañado de otras señales negativas.

POSIBLES CONSECUENCIAS

Aunque parece lógico pensar que saltarse una o más comidas provoca una pérdida de peso, la verdad resulta totalmente diferente, ya que el aumento de horas en las que el cuerpo no recibe alimento lleva al metabolismo a un estado de ralentización, tal que evita que las grasas sean procesadas de manera rápida y efectiva, característica notable de un cuerpo sano y esbelto.

El desayuno, sobre todo, es muy importante, si se comienza el día ayunando, apenas se reciba el almuerzo se asimilará doblemente para guardar reservas, es decir, se pone en marcha una estrategia de ahorro energético, eso causa que el metabolismo se haga lento para que no haya mucho gasto de energía. El cerebro no sabe si el ayuno será por unas horas o por días así que toma medidas restrictivas severas. Toda comida que se ingiera después de haber pasado esas cuatro horas o más, será aceptada como excedente y se desviará al almacén de grasa de reserva.

Además, ha quedado demostrado que saltarse una comida provoca un aumento de la producción de insulina, lo que a su vez, genera mayor sensación de apetito y por ende, más cantidad de apetencias se generan en nuestro cerebro y generalmente las mismas suelen manifestarse en alimentos ricos en azúcares y grasas, es decir, los menos saludables.

Una de las consecuencias más graves de saltarse las comidas es la posibilidad de desarrollar diabetes tipo 2. Según diversos estudios, saltarse las comidas obliga al páncreas a generar más insulina colapsando su funcionamiento y provocando que no pueda llegar la glucosa a la sangre. También puede producirse una hipoglucemia o bajada de azúcar debido al exceso de horas sin ingerir alimento.

El síndrome metabólico es otra de las consecuencias del ayuno continuado y la falta de comida. Es un conjunto de varias enfermedades que pueden derivar en problemas cardiacos o en la propia diabetes mencionada con anterioridad. Las personas que padecen este síndrome sufren hipertensión, altos índices de triglicéridos y glucosa en sangre.

A la larga, los saltos en las comidas pueden llevar a problemas cardiacos producidos por una mala alimentación. Cuando el ser humano se salta las comidas o evita alimentos indispensables para su buen funcionamiento, todo se traduce en problemas como la hipertensión, el colesterol o el desequilibrio de la glucosa en la misma, en definitiva, los mismos problemas de salud.

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