Cereales integrales. Ricos en fibra, vitaminas y minerales, reducen el riesgo de sufrir trastornos cardiovasculares y cáncer.
Aguacate. Sus vitaminas y ácidos grasos nos protegen de dolencias degenerativas como la arteriosclerosis, el Alzheimer, el cáncer…
Coliflor. Su gran baza es el sulforafanio, antioxidante que bloquea las células cancerígenas y evita su proliferación.
Frutillas. Cuentan con una gran cantidad de ácido elágico, antioxidante que nos protege de los tumores de pulmón, mama, esófago, cérvix y próstata.
Zanahoria. Su consumo proporciona betacaroteno, un antioxidante que protege los ojos y la piel, además de prevenir el cáncer de pulmón.
Cítricos. La acción de los flavonoides junto con la vitamina C dificulta el desarrollo de los virus en las células humanas.
Uva. Es una buena fuente de resveratrol, un antioxidante con poder anticancerígeno y antibacteriano
Té verde. Contiene catequinas y polifenoles, dos importantes antioxidantes que combaten los radicales libres.
Soya. Reduce el riesgo de enfermedades del corazón, fortalece los huesos y tiene acción antitumoral y anticancerígena.
Tomate. Su antioxidante es el licopeno que previene las dolencias cardiovasculares y el cáncer de próstata, mama, cérvix, pulmón y estómago.
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