Ya es oficial, estamos en invierno, los primeros surcitos se empezaron a sentir este mes y seguramente la gente ya se prepara para hacerle frente con chulos, bufandas, chompas y chamarras. Pero así como lo hace con sus abrigos, la alimentación también es su aliada importante contra el frío, ¿ lo sabía? Dos expertas explican cómo protegerse de él nutriéndose en esta época.
La importancia. La especialista en nutrición Iris Suárez informó que es de vital importancia cuidar la alimentación, especialmente en esta época del año porque es cuando más hacinamiento hay, y por lo tanto las personas están más expuestas a los virus y bacterias, que son las que traen enfermedades.
Cítricos. Las naranjas, mandarinas, limones, kiwis, piñas y toda fruta cítrica, no deben faltar en su dieta estos meses. Todas ellas contienen vitamina C, que es la encargada de fortalecer el sistema inmunológico que es el que protege contra todo tipo de enfermedad.
Carbohidratos y grasas. Hay que tener especial cuidado con estos alimentos ya que es en esta temporada cuando hay más ganas de consumirlos, esto porque el cuerpo trata de calentarse quemando calorías. Las grasas naturales como las que contienen las almendras, pistachos, avellanas, castañas, son una buena alternativa para suplir esta necesidad de forma sana, además de que esos tipos de oleaginosas tienen ciertas sustancias que también ayudan a mejorar la inmunidad.
No olvide tomar líquido. Consumir líquido en invierno es igual de importante que en verano, pero esto suele descuidarse debido a que existe menos sed. No olvide beber agua en cantidad suficiente para evitar la retención de líquidos y ayudar a la buena circulación de la sangre. Las infusiones y sopas pueden ser una buena forma de consumir líquido en invierno.
¿Por qué da más hambre en el frío?. Seguramente muchas personas se han hecho esta pregunta, por eso la nutricionista Magdalena Valdés, informó que se debe a que el organismo trata de asimilar la temperatura generando un mayor desgaste y a consecuencia de ello se da un mayor apetito. Otro factor que influye es que en verano llenamos el estómago con líquidos, mientras que en invierno no y por lo tanto hay más necesidad de consumir alimentos sólidos.
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