lunes, 22 de junio de 2015

Ortorexia: La obsesión por comer “sano”

UN TRASTORNO OBSESIVO | POR LLEVAR UNA ALIMENTACIÓN SANA EN EL QUE SE CONTROLA AL EXTREMO, LOS ALIMENTOS Y SUS COMPONENTES.

"En los últimos meses la charla de mi hermana Cecilia sólo giraba en torno a los “alimentos saludables” y a los “hábitos sanos de vida”. En las reuniones familiares daba pena verla porque no disfrutaba de la compañía y menos de la comida porque sólo pensaba en si era “buena para su salud”, inclusive parecía atormentarla que las otras personas consuman alimentos que ella no consideraba buenos y sanos. Comenzamos a preocuparnos más cuando notamos que se la pasaba averiguando dónde conseguir alimentos naturales y frescos y por muy lejos que se encontraban, ella iba a comprarlos para luego pasarse horas preparándolos”, cuenta Ana Paola, hermana menor de Cecilia a quien le diagnosticaron hace unos meses ortorexia.

En el último tiempo se ha puesto muy en boga comer de forma saludable y aunque, por supuesto, es bueno llevar una alimentación sana y tomar conciencia que la comida chatarra no le hace nada bien a nuestro organismo, en ocasiones comer extremadamente “sano” puede convertirse en un problema que ya ha sido catalogado como un trastorno alimenticio: la ortorexia.

Este trastorno obsesivo-compulsivo lleva a los ortoréxicos a eliminar por completo de su dieta ciertos alimentos, además suelen planificar cada comida con precisión extrema, pesando en todos y cada uno de los alimentos, analizando minuciosamente sus componentes y procedencia.

Por ello, es que buscan productos ecológicos que nada de malo tienen, por el contario son buenos para la salud, pero cuando la persona se obsesiona, ya es una alerta. El trastorno se hace evidente cuando esta obsesión altera la vida cotidiana.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la ortorexia afecta en la actualidad alrededor del 28 por ciento de la población de los países occidentales, principalmente a adolescentes y a mujeres.

Expertos en el tema aseguran que hoy en día existe una ola de obsesión por comer “sano” y esto podría convertirse en un tema de salud de cuidado como lo son la anorexia y bulimia.

Según la Fundación UNAM de México, la ortorexia se define como una obsesión por mejorar el estado de salud a través de la alimentación. El término fue acuñado por el médico norteamericano Steven Bratman, y proviene del griego “ortos” que significa correcto y “orexis” que significa apetito.



SÍNTOMAS

Algunos de los síntomas que presentan los ortoréxicos van desde:

Preocupación excesiva por los alimentos.

Su conversación gira en torno a la comida “sana”.

Siguen reglas muy estrictas en cuanto a los alimentos y la forma de prepararlos.

Suelen rechazar:

La carne

Las grasas

Alimentos con pesticidas o herbicidas

Azúcar refinada

Alimentos que contienen sustancias artificiales o conservantes.

A diferencia de otros desórdenes alimenticios, los que sufren de ortorexia se sienten orgullosos de su alimentación haciendo alarde de ello y no necesariamente tienen como objetivo bajar de peso, pero si lucir “saludables”. Sin embargo al igual que la anorexia, la bulimia y todos los trastornos de alimentación, la recuperación psicológica es la más difícil, ya que consiste en eliminar todas las conductas que, en este caso, el ortoréxico ha adoptado, por tanto requiere como los demás trastornos, apoyo profesional, mucha voluntad y tiempo para recuperarse.



El psicólogo y jefe de Gestión del Conocimiento e Investigación del Instituto de Trastornos Alimentarios (ITA) de Barcelona, Antoni Grau, en declaraciones a Europa Press, aseguró que los pacientes con ortorexia "acaban siendo incapaces de acudir a un restaurante, a una comida de trabajo o de amigos, ya que no controlan el contenido nutricional de los alimentos".



RIESGOS

A nivel fisiológico el paciente puede presentar un exceso o déficit de vitaminas.

Aunque parezca contradictorio, quienes padecen ortorexia podría presentar también desnutrición, ya que sus dietas no son realizadas bajo supervisión de un nutricionista o médico y porque prefieren no comer, antes que consumir algo que no consideran adecuado.

El aislamiento es otra de las consecuencias de este trastorno, ya que no sólo toma tiempo preparar la “dieta sana”, sino que empiezan a tener repudio por quienes no se cuidan.

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