El coordinador de la Cooperación holandesa, identificada como ICCO, Ariel Tito Correa, declaró que el 63% de la población boliviana tiene malos hábitos alimenticios, durante la visita que se realizó a las escuelas Manq‘a, de El Alto, la mañana de ayer.
Puntualizó que Bolivia cuenta con una gran variedad de comida callejera, rápida e incluso gurmet, lo que promueve a que los bolivianos cada día cambien lo tradicional y saludable por la oferta que presenta el mercado, sin valor nutritivo, lo que repercute en problemas de obesidad, diabetes y otros efectos adversos para la salud.
En ese marco, la Cooperación Holandesa ICCO, a través de su proyecto Manq‘a, tiene la convicción de cambiar esos hábitos, mediante la solución de los problemas de jóvenes, que cuentan con empleos informales y esporádicos, que alcanzan a un 87.4% de la población joven de Bolivia.
EL ALTO
Afirmó que los jóvenes de la ciudad de El Alto, por falta de oportunidades, se ven envueltos en el alcoholismo, delincuencia y otros comportamientos negativos. Expuso, asimismo, que se tiene un alto índice de jóvenes que no terminan sus estudios secundarios y por ende no acceden a estudios superiores.
Asimismo, en lo que se refiere al grupo de los productores, Tito dijo que no cuentan con oportunidades de mercado y, por ende, poseen escasos recursos para sus familias.
MANQ´A
La iniciativa de las escuelas Manq‘a, cuyo vocablo en la lengua aymara significa “comida”, nace de la idea de revalorizar los productos nativos y al mismo tiempo ayudar a jóvenes con escasos recursos de la urbe alteña, según la directora Regional de la Cooperación Holandesa ICCO, Conny Toornstra.
Manq‘a ofrece formación técnica a jóvenes, en lo referente a la preparación de alimentos, revalorizando y utilizando productos locales e incentivando la comida saludable y a apuntalar una producción sostenible.
COMIDA A BAJO COSTO
Mencionó que -según los datos del Ministerio de Salud- se tiene que siete de cada diez puestos de comida en la ciudad de El Alto venden comida rápida a bajo costo pero sin valor nutritivo, por ello la desnutrición, sobrepeso, diabetes, son muy comunes.
Manq‘a es considerado como un laboratorio de creación de alimentos, puesto que todo el tiempo va creando nuevos sabores; por ejemplo, una de sus innovaciones es el jugo de chuño combinado con jugo de naranja, el cual es requerido por los servicios de catering que ofrecen.
Variedad y beneficios
Manq‘a ofrece una variedad de alimentos, una transformación nutritiva, con identidad y alimentación responsable. Mencionó que en la ciudad de El Alto ofrecen un almuerzo desde ocho bolivianos, en tanto Manq‘a oferta uno saludable, que oscila desde los 15 a 18 bolivianos.
La institución es un modelo educativo, que da oportunidad de formación a jóvenes en situaciones difíciles y de escasos recursos, y brinda una oportunidad para que los mismos puedan acceder a un título de técnico básico en gastronomía. A partir de ello puedan buscar otras oportunidades y emprender proyectos.
EMPRENDIMIENTOS
Además que busca promover una cultura de emprendimientos y generación de negocios en los jóvenes, como alternativa para mejorar sus ingresos y poder viabilizar, a través de alianzas estratégicas, oportunidades laborales en restaurantes, centros gastronómicos, hoteles y otros.
Las escuelas tienen una capacidad de al menos 50 alumnos, cada una, cuenta con 10 establecimientos distribuidos en la ciudad de El Alto; hasta el momento se tienen 1.700 graduados, desde su inicio, y en la actualidad tienen alrededor de 385 jóvenes, en plena formación.
HISTORIA DE UN CASO
Franco Carpio pertenece a una de las escuelas Manq‘a, desde muy pequeño quedó en la orfandad quedándose a tutela de su abuelo, conforme él iba creciendo se vio envuelto en malos hábitos, como el consumo de drogas, alcohol e incluso formo parte de pandillas de la ciudad de El Alto.
En el intento de salir de esa situación, salió del país en busca de trabajo, y por azares del destino logro obtener una fuente laboral en un restaurante, pero sufrió explotación y lo discriminaban, por lo que decidió volver al país y buscar superarse como persona.
Es en ese momento donde Franco, a través de internet y por recomendación de un amigo, decidió entrar a una de las escuelas Manq‘a. Él llegó a la escuela, aproximadamente hace un mes y medio, tiempo suficiente para compartir sus conocimientos y manifestar su total alegría con el aprendizaje que hasta el momento ha recibido.
Ahora aplica las recetas de algunos postres para venderlos en las calles de la urbe alteña, lo cual le sirve como sustento, “Todo lo recaudado es para mi propia alimentación” expresó.
Al ingresar a las escuelas, los jóvenes deben pagar un monto de 300 bolivianos, costo que cubre el uniforme que requieren, la duración de la formación, que es de seis meses, y durante este tiempo deben aprender a elaborar los alimentos que puedan o estén a su alcance.
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