na flora intestinal sana no sólo es fundamental para la salud del sistema digestivo, sino que ha demostrado jugar un papel importante en la prevención de enfermedades. Los hábitos dietéticos, el estrés, el tabaco o los tratamientos prolongados con antibióticos alteran su equilibrio, lo que reduce nuestro bienestar general.
Los médicos Elisabeth Herrero, especialista en Medicina Familiar, y Jordi Esquirol, máster en Medicina Preventiva, nos dan algunos consejos para cuidar la flora intestinal.
LO QUE DEBES SABER
Beneficiosa: la flora intestinal es básica para mantener el sistema digestivo sano y prevenir enfermedades.
Se altera po la edad, dietas desequilibradas, alcohol, tabaco, estrés, abuso de antibióticos…
Aliados: alimentos probióticos (yogures y leches fermentadas) y prebióticos (ajo, cebolla, alcachofa, espinaca, plátano, soja, maíz…).
¿QUÉ ES LA FLORA INTESTINAL?
Se denomina flora intestinal al conjunto de bacterias que viven en el intestino. La gran mayoría de éstas no son dañinas para la salud, y muchas son beneficiosas. Se calcula que en el organismo tenemos unas 2.000 especies bacterianas diferentes, de las cuales solamente 100 pueden llegar a ser perjudiciales y causar infecciones de gravedad.
En concreto, en la flora intestinal humana existen más de 400 especies de bacterias diferentes que conviven en relativa armonía y realizan importantes funciones, tanto para salud del sistema digestivo como para el resto del organismo. De hecho, al intestino se le denomina “la cuna del sistema inmunológico” ya que, por un lado, la microflora intestinal impide la invasión de gérmenes nocivos y previene infecciones intestinales. Y, por otro, el pequeño porcentaje de bacterias patógenas del intestino mantiene al sistema inmunitario en estado de alerta, lo que estimula la constante producción de defensas.
UNA ALIADA DE NUESTRA SALUD
Según Jordi Esquirol, muchas especies animales dependen muy estrechamente de su flora intestinal. En el ser humano nos beneficia de diferentes maneras:
Estimulan los movimientos peristálticos del intestino y mejoran la digestión. Además, ayudan a evitar los gases y el estreñimiento.
Son imprescindibles para la síntesis de determinados compuestos, como la vitamina K y algunas vitaminas del complejo B.
Favorecen la tolerancia a la lactosa, al degradar la parte ingerida a través de la alimentación y suplir algo la deficiencia de la enzima lactasa que poseen los intolerantes.
Ayudan a la absorción del calcio, ya que el ácido láctico que producen crea el medio adecuado para que éste se asimile.
Protegen al hígado, al neutralizar determinadas sustancias nocivas, y ayudan a prevenir frente al cáncer de colon, gracias a la utilización de fibra de los alimentos.
¿QUÉ PUEDE ALTERAR LA FLORA INTESTINAL?
Elizabeth Herrero asegura que todas las bacterias intestinales forman un ecosistema complejo que se autorregula y se mantiene en equilibrio. Pero el equilibrio se rompe y prolifera el grupo de las bacterias patógenas frente a las beneficiosas dando lugar a problemas intestinales. Asimismo, estas bacterias, al fermentar los residuos alimentarios, producen gases e hinchazón de vientre, y también nitrosamina, que ha demostrado poseer acción cancerígena.
Cada animal o cada persona tiene una población distinta de bacterias que dependen de su estilo de vida, en especial de su alimentación.
La flora del adulto está influenciada por una serie de factores intrínsecos (secreciones intestinales, predisposición hereditaria) y extrínsecos (envejecimiento; dietas ricas en alimentos procesados y refinados, fritos, azúcar, café…, pero bajas en productos frescos de origen vegetal.
Lla flora intestinal es muy sensible a los antibióticos, que son los principales causantes de su destrucción, cuando ocurre. Sin embargo, es capaz de regenerarse periódicamente y de manera rápida, excretándose los microorganismos muertos a través de las heces.
BUENOS ALIMENTOS
Los profesionales afirman que hay dos aliados del equilibrio intestinal.
PREBIÓTICOS
Son sustancias presentes en los alimentos capaces de estimular el crecimiento y/o actividad de las bacterias intestinales beneficiosas del intestino (como los lactobacilos y las bifidobacterias). En general, suele tratarse de hidratos de carbono no digeribles como la lactulosa (compuesto por fructosa y galactosa). La fibra alimenticia, los fructooligosacáridos y la inulina (presente en el ajo, la cebolla, la alcachofa y la espinaca). Otros alimentos que contienen prebióticos son el plátano, la soja o el maíz.
En efecto, todas estas moléculas pueden formar parte de la composición intrínseca de los alimentos o añadirse a los mismos (alimentos funcionales). Los alimentos prebióticos se usan en la industria alimentaria como sustitutos de azúcares y grasas, suelen aportar a los alimentos textura, estabilizan la formación de espuma, mejoran las cualidades sensoriales de los productos lácteos fermentados, galletas, mermeladas, el pan y la leche.
PROBIÓTICOS
Según los define la Organización Mundial de la salud (OMS), son “microorganismos vivos que, cuando se suministran en cantidades adecuadas, promueven beneficios en la salud del organismo que los recibe ayudando al equilibrio de la flora bacteriana intestinal y potenciar el sistema inmunitario. Suelen contener probióticos los yogures frescos y otras leches fermentadas. Hay que tener en cuenta, además, que los lácteos probióticos son mejor tolerados por las personas con intolerancia a la lactosa.
Consultados si los probióticos son realmente beneficiosos, Herrero y Esquirol afirman que todavía no se conoce exactamente el mecanismo de acción de los probióticos que, además, puede variar de persona a persona, pero lo que aseguran es que su consumo está justificado.
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