Un equipo de investigadores del Buck Institute for Research on Aging (EEUU) ha llevado a cabo un experimento con moscas, cuya conclusión es que la restricción dietética provoca una especie de “reprogramación” del reloj biológico con una consecución muy positiva: alargarnos la vida. Según el experimento con las moscas de la fruta, a las que se redujo la ingesta de proteínas en su dieta diaria, esta imposición incrementó la capacidad de los relojes circadianos de los insectos y también mejoró su ciclo de descomposición y síntesis de materia grasa. Este perfeccionamiento en el proceso de metabolización de las grasas podría explicar por qué ingerir menos calorías provoca un aumento de la longevidad en varias especies. Los científicos continuaron experimentando y cuando interrumpieron el reloj biológico de las moscas, tanto genéticamente como por factores externos (someterlas a la luz continuamente), descubrieron que los beneficios de la restricción calórica desaparecían. De la misma forma, hicieron otro hallazgo sorprendente: al alterar genéticamente a las moscas de la fruta para promover esta mejoría en la gestión de las grasas, los insectos vivieron mucho más tiempo.
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