martes, 22 de diciembre de 2015

Diabetes, café y energéticos


Los “tragos energéticos” ricos en cafeína parecen desencadenar una resistencia a la insulina de corta duración en los adolescentes. Este hallazgo sugiere que ese efecto podría preparar el terreno para el desarrollo de la diabetes mellitus tipo 2 (DM-2) más adelante en la vida.

Los adolescentes que bebieron una minúscula botella energética, que no contiene azúcar pero sí 208 miligramos de cafeína, no pudieron metabolizar el azúcar con la misma eficiencia que cuando bebieron una versión descafeinada de la misma bebida.

Los que bebieron energéticos tradicionales experimentaron un aumento del 25 por ciento en los niveles tanto de azúcar en la sangre como de insulina, en comparación con el momento en que bebieron la versión descafeinada. Se definió así a la causa del elevado contenido de cafeína de las bebidas energéticas como el responsable de desencadenar DM-2.

Por lo tanto, los resultados son preocupantes porque los niveles de azúcar en la sangre de los adolescentes no bajan incluso después de que sus cuerpos comenzaran a producir insulina, la hormona que administra al azúcar en la sangre. Se pensaría que si la insulina es alta, el azúcar en sangre debería bajar; esto sugiere que la cafeína está provocando resistencia a la insulina. El cuerpo tiene que producir más insulina para lograr el mismo efecto, conociendo que la resistencia a la insulina es el primer paso en el desarrollo de la diabetes tipo 2.

Nadie sabe con certeza por qué la cafeína afecta a la capacidad del cuerpo de metabolizar el azúcar. Podría interferir directamente con la capacidad de la insulina de controlar los niveles de azúcar o quizá afecte a la función de la insulina al fomentar la liberación de hormonas como la adrenalina, que funcionan contrarrestando a la insulina.

Por lo que se pueda consumir en estos tiempos, se plantean preocupaciones sobre el rol que las bebidas energéticas ricas en cafeína podrían tener sobre el riesgo futuro de diabetes tipo 2. En los individuos susceptibles a contraer diabetes tipo 2 en un futuro, podría acelerar la aparición de la enfermedad. Pero estos hallazgos no deberían preocupar a las personas que beben café, aunque una taza de 14 onzas (41.4 centilitros) contiene 178 miligramos de cafeína, y una taza de café de 16 onzas (47.3 centilitros) tiene 133 miligramos, porque hay datos realmente sólidos que muestran que beber una taza de café es beneficioso. Eso es porque, aunque resulte difícil de creer, el café es la principal fuente de antioxidantes de la mayoría de las personas.

La cafeína del café viene en forma vegetal y está acompañada por muchos otros compuestos beneficiosos. Por otro lado, las bebidas energéticas contienen una forma procesada de cafeína en polvo que afecta el metabolismo de una persona de forma más directa.

Durante cientos de años, en todo el mundo se ha consumido cafeína de forma segura en una variedad de alimentos y bebidas. Y la mayoría de los energéticos contienen significativamente menos cafeína que un café de cafetería de un tamaño similar.

Investigaciones anteriores han mostrado que las personas que consumen regularmente bebidas endulzadas con azúcar tienen un riesgo entre un 20 y un 30 por ciento más alto de diabetes tipo 2. A partir de esos estudios, sabemos que las bebidas azucaradas son un riesgo; también, que la cafeína podría amplificar ese riesgo.

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