¿Sabía que una simple pepita de uva puede ser fuente de beneficios para la salud? Muchas personas prefieren quitarle las semillas a este fruto antes de comerlas, aunque esto signifique que se vaya el apetito por lo incómodo y moroso, pero lo cierto es que ellas son tan o más provechosas que la propia pulpa.
Negras o verdes; al natural, pasas, en zumo o en una copa de vino, “las uvas tienen un alto contenido de agua y son ricas en nutrientes esenciales”, explica Verónica Paravicini del servicio de dietas y catering, Alimenta. Sin embargo, la virtud del fruto de la vid es que posee quercetina, un antioxidante poderoso, pues ayuda al cuerpo en la lucha contra la formación de radicales libres dañinos. Ese mismo componente alivia los síntomas de las alergias, incluyendo la secreción nasal, los ojos llorosos y la urticaria.
También contienen polifenoles, que pueden retardar o prevenir algunos tipos de cáncer. La revista Muy Interesante presenta un artículo que menciona que el flavonoide quercetina es un antiinflamatorio natural que reduce el riesgo de arterioesclerosis y de presión arterial gracias al potasio que contiene.
No es todo, “la uva, por su alto contenido en agua, igual que la sandía y melón, ayuda a estar hidratados y a tener evacuaciones intestinales regulares”, dice Paravicini. Esto porque contienen fibra, que es esencial para minimizar el estreñimiento.
La nutricionista y naturista Sandra Herbas señala que estos frutos tienen ácido fenólico, un micronutriente también con propiedades antioxidantes, además de tocoferol o vitamina E, que ayuda a regenerar la piel. Además cuenta con proantocianidinas, (taninos condensados, pigmentos de algunas semillas), que combaten el deterioro celular. “El estrés oxidativo es uno de los procesos químicos que daña las células. A partir de los 24 años, se frena el desarrollo del cuerpo humano y empieza el envejecimiento natural. Este proceso se acelera a partir de los 35”, advierte.
En esa época, los radicales libres afectan negativamente al bienestar físico, pues “son moléculas inestables capaces de existir en forma independiente y destruyen las células pudiendo afectar el material genético, además de desencadenar diferentes enfermedades, desde un resfrío hasta envejecimiento prematuro”, indica Herbas.
Según el sitio web Plantas medicinales, las semillas de la uva tienen gran cantidad de antioxidantes OPC, éstos también protegen el cuerpo de los radicales libres, evitando el deterioro prematuro de órganos, tejidos y células. Su consumo ayuda a mantener la juventud en el cuerpo y evitar arrugas o piel marchita y envejecida.
Para frenar el proceso dérmico, el organismo cuenta con los antioxidantes naturales y nutricionales. Los primeros son normalmente biosintetizados por el organismo y, los segundos ingresan al cuerpo únicamente mediante la dieta. Éstos a su vez están clasificados en vitaminas antioxidantes, polifenoles, glucosinolatos, flavonoides, entre otros, expresa la naturista.
Según estudios realizados, la semilla de uva tiene una potente capacidad antioxidante. “Ésta es 100 veces superior a la vitamina E y más de 500 veces que la vitamina C”, detalla Herbas.
En la diminuta pepa existe, además de los anteriores componentes, uno de los más poderosos antioxidantes: el resveratrol. Y también contiene “vitamina B 17 o amigdalina, que ha sido considerada como una ayuda en tratamientos contra el cáncer por ser un agente quimioterapéutico natural que se encuentra en semillas de frutas como los duraznos, ciruelos y uvas entre otras”, sostiene.
Pero, ¿cuántas uvas al día son las indicadas para ese bienestar físico y belleza de la piel? Cientos. Sin embargo, actualmente se han creado cápsulas de semilla de uva que reemplazan el consumo de esta fruta, están en el mercado y no presentan efecto adverso. Están recomendadas para la población mayor a 25 años.
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