sábado, 4 de marzo de 2017
La dieta antiinflamatoria Reglas, alimentos ‘must’ y recetas
La cosmetóloga de Julianne Moore, Naomi Watts y Rachel Weisz lo dijo de manera muy clara: “la inflamación es la precursora del envejecimiento”. Muchas otras expertas como ella, incluyendo a la nutricionista y ‘health coach’ Beatriz Larrea, coinciden y afirman que la inflamación celular es el enemigo. Ella dice: “envejeces de manera acelerada debido a la inflamación”. La buena noticias es que la dieta que sigues puede hacerte sentir menos hinchada, inflamada y fatigada; puede eliminar los dolores de cabeza e incluso esos molestos gases.
“Consumimos demasiados alimentos que inflaman, como cereales y grasas, lácteos, margarina, mantequilla, carne roja y aceites hidrogenados que aportan una concentración elevada de omega 6, así como azúcares, almidones, calorías vacías y alimentos procesados. Y, encima de eso, tenemos hábitos de vida peligrosos como fumar, no hacer deporte, consumir drogas o alcohol y el estrés con el que vivimos todos los días”, dice esta nutricionista a la revista Vogue.
Y aquí es donde entra la dieta antiinflamatoria que es rica en vitaminas, minerales, ácidos grasos esenciales, fibra dietética y antioxidantes. Aunque no lo creas, es muy sencilla, incluye todos los vegetales, frutas, cereales completos, proteínas de calidad y grasas saludables en tu alimentación, desvela Beatriz Larrea. Con una dieta así no solo mantendrás la flora en estado óptimo –aumentando las defensas y mejorando el sistema inmune–, pero tendrás más energía, eliminarás la ansiedad y aportarás mayor bienestar físico y mental.
Te damos las reglas de la dieta antiinflamatoria, la lista de alimentos recomendados y varias propuestas de menú para hacerla realidad.
REGLAS DE ORO
La variedad es clave en tu alimentación. No te obsesiones con un alimento, aunque sea muy saludable, para no saturar al cuerpo del mismo y que este se vuela en contra de nosotros.
Toma probióticos. Se trata de bacterias buenas y levaduras que viven en nuestro intestino y que generan efectos positivos para el equilibrio ecológico intestinal. Los encontramos en suplementos (se toma 1 cápsula en ayunas) y en ciertos alimentos como kéfir, alimentos fermentados, miso, kombucha (bebida fermentada) y productos de soja.
Un vaso de agua tibia con el zumo de medio limón en ayunas. Este clásico, llamado termogénesis, activa y mejora el metabolismo, además de estimular y purificar el hígado. Puedes también añadir vinagre de manzana, jengibre, cúrcuma o cayena –la pimienta cayena tiene un efecto termogénico que acelera tu metabolismo.
Incluye Omega 3 en tu dieta. Ya sea en forma de suplemento con 2 cápsulas al día –lo ideal es el que viene de las algas, ya que está menos contaminado– y/o añadiendo a tu dieta alimentos ricos en Omega como semillas de chía o lino –la experta recomienda todos los días una cucharada (trata de masticarlas bien o triturarlas antes). Hemp, salmón, algas marinas, aceite de oliva, aguacate y frutos secos… Si apuestas por el pescado, la mejor opción son los pescados pequeños las sardinas.
Infusiones a diario. Están llenas de antioxidantes y tienen un gran poder antiinflamatorio. Te recomendamos tomar té verde, té de jengibre, rooibos o té matcha, que sabe delicioso con leche de avena y contiene de 10 a 30 veces más catequinas –los antioxidantes del té verde– que una taza de té verde convencional.
Evita estos alimentos. Azúcar refinado, harina refinada y sal refinada –los tres venenos blancos–, carbohidratos refinados, el exceso de lácteos, gluten, alimentos procesados, refrescos, carne roja y embutidos.
No te saltes ninguna hora de la comida y cena temprano. Es importante hacer el ayuno nocturno. Deja descansar a tu estómago de 10 a 12 horas por las noches. Esto hace que las células se regeneren.
Una dieta natural. Opta por alimentos enteros, frescos, con muchos colores y basados en el reino animal.
Realiza un entrenamiento completo. Complementa tu rutina fitness con ejercicios de fuerza y resistencia, ¡no solo cardio!
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