miércoles, 4 de noviembre de 2015

Gestos placenteros para una vida ‘healthy’



Queremos lucir cuerpos perfectos y estar saludables. Y para lograrlo, estamos más equipadas que nunca: tenemos la información, tenemos la voluntad y la nevera llena de comida saludable, pero ¿por dónde empezar? Cambiar nuestros hábitos puede resultar abrumador, por ello se recomienda hacerlo poco a poco a través de pequeños gestos como realizar las compras en el mercado para así conocer los productos frescos, convencer a un grupo de amigas para salir a hacer running, esconder los alimentos procesados, enfocar tus redes sociales para seguir perfiles con recetas sanas e imágenes motivadoras… pero muchas veces fallamos. ¡No más! Los trucos que te damos a continuación son la clave para sumarte poco a poco al movimiento healthy y hacer que la “Operación Bikini” sea todo un éxito con el mínimo esfuerzo y la máxima satisfacción.

Compra en el mercado

Las ventajas de reservar un ratito cada cierto tiempo para ir al mercado son infinitas: desde la posibilidad de probar los productos locales hasta descubrir verduras y frutas en las que ni siquiera habías pensado al hacer la compra. Además, es mucho más fácil encontrar productos frescos y más complicado caer en la tentación de llenar la bolsa con alimentos procesados.

Los nuevos ‘snacks’

Si eres de las que picotea, la planificación es tu gran aliada cuando se trata del arte de ‘merendar’. Prepara dos pequeñas raciones de frutos secos, frutas, hortalizas e infusiones para afrontar la mañana con energía y sin grasas saturadas.

Remplaza esto por aquello

Si lo que deseas es llevar una vida más saludable sin notar un cambio radical, empieza con pequeños gestos. Por ejemplo, sustituye las palomitas de maíz por edamames. ¿Quieres algo dulce? Prueba con unos gajos de mandarina o fresas frescas. ¿Sales a tomar algo con amigos? Pide zumos naturales en lugar de refrescos. ¿Tienes sed? Bebe tés e infusiones con efectos depurativos. En lugar de papas fritas, come manzana cortada en tiras... El cambio se construye con pequeños gestos.

Rico zumo

Si te haces un rico zumo, opta por hacerlo con jugo de cítricos: es desintoxicante y depurativo, perfecto para reducir las medidas del abdomen y la cintura, aporta también vitaminas A, B y C al igual que minerales como potasio, hierro, calcio y magnesio. Para notar los resultados se debe beber a diario y los ingredientes son: 2 hojas de espinaca, 3 naranjas, 1 taza de papaya picada en cuadros y 1 rodaja de piña. Se licúan todos los ingredientes juntos y se bebe al instante.

Fuera estrés

Los expertos aseguran que el estrés, la falta de sueño, la mala alimentación o el abuso de tabaco y alcohol pueden favorecer la fatiga en la piel. Por cada 10 años que una persona fuma, su piel envejece 2 años y medio más, según un reciente informe de la compañía biomédica Pfizer. Recuerda que no dormir las horas adecuadas de sueño nos llevan a un agotamiento y a una necesidad de energía que muchas veces se busca en una ración extra de comida, por no mencionar los problemas de metabolismo que puede ocasionar el no descansar al menos 8 horas diarias.

Comienza el día con ejercicios aeróbicos y acaba el día meditando o haciendo yoga para bajar el ritmo y poder dormir profundamente.

Una cena ligera

En un estudio elaborado por Carlos Fernández, Director Médico de Grupo NC Salud, afirma que “al final del día, conviene apostar por cenas ligeras con productos que faciliten la digestión y potencien la relajación, preparándonos para el momento de dormir. Aquellos ricos en triptófano, como el plátano, la avena, la leche caliente, o las almendras, son esenciales para fabricar serotonina, la llamada hormona de la felicidad que contribuye a disminuir los niveles de estrés y nerviosismo”.

Estudios científicos realizados por el Instituto de Biomedicina, Farmacia y Fisiología de la Nutrición de la Universidad de Helsinki concluyen que las personas que duermen menos presentan mayor probabilidad de consumir más alimentos ricos en grasas y carbohidratos refinados, así como menores proporciones de verduras, siguiendo unas pautas dietéticas más irregulares. Estos patrones alimentarios inciden en nuestra salud, asociando la falta de descanso al aumento de peso y, por tanto, al desarrollo de enfermedades cardiovasculares y déficit de rendimiento.

Llena la cesta de verduras

Un estudio realizado por el Profesor Brian Wansinnk, director del Food and Brand Lab de la Universidad de Cornell, el prestigioso centro de investigación sobre la psicología de la alimentación, reveló que aquellas personas que tienen en casa el frutero a la vista llegan a pesar hasta 3 kilos menos que quienes tienen otro tipo de snacks a mano. El truco está en preparar unas crudités y tenerlas en la nevera a primera vista para que al abrirla sea lo primero que nos apetezca.

También las redes sociales nos pueden ayudar para ‘tentarnos’ con delicias saludables. Pinterest es una fuente inagotable de recetas saludables como también lo puede ser Instagram.

Apps como fuente de inspiración y motivación

Si lo tuyo son las aplicaciones y las nuevas tecnologías, descubre MyFitnessPal, una aplicación móvil diseñada para aquellas personas que buscan perder peso, mantenerlo o simplemente mejorar su forma física mediante la adquisición de hábitos de vida sencillos. Provista de 6 herramientas –diario personal, recetario, contador de calorías, una alarma que te recuerda que bebas agua, comunidad y una selección de 350 actividades de fitness– es la perfecto compañera (es gratuita y está disponible para iOs y Android).

Equilibrio ante todo

En las cinco comidas diarias que tenemos que realizar no podemos olvidar las carnes, el pescado, las legumbres y los productos ovolácteos –es fundamental respetar la pirámide de nutrición para conseguir el perfecto equilibrio–. Suma a tus desayunos unas lonchas de pavo o un huevo pasado por agua, elige platos como pescados a la plancha, un filete de ternera y disfrútalos.

¡NO A LOS ALIMENTOS PROCESADOS!

Un estudio de la Universidad de Georgia ha encontrado que los emulsionantes añadidos artificialmente a muchos alimentos procesados interrumpen la acción de las bacterias en nuestro tracto intestinal, haciendo que nuestro cuerpo sea capaz de acumular grasa más fácilmente. Estos ingredientes alteran la flora bacteriana pudiendo incluso ser la causa de enfermedades como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn. Y es que casi el 90% de nuestros sistema inmunológico funciona gracias a esta flora intestinal, de ahí que si los emulsionantes producen un desequilibrio no solo en nuestro peso sino también en nuestro estado de salud.

Ten en cuenta que los alimentos procesados tienen muchas formas y manifestaciones, no tienen por qué ser necesariamente una grasienta hamburguesa o esos nuggets de pollo. Estos emulsionantes también están en cosas tan básicas como el pan, la margarina, los postres o los aliños de ensalada. También la comida precocinada e incluso en la que tiene un aspecto aparentemente ‘natural’ y que encontramos en cualquier supermercado como una ‘opción sana y baja en calorías’. Por ejemplo, cereales, galletas integrales, carnes con poca grasa y que apenas requieren preparación...

La presencia de esos emulsionantes está provocando, de manera silenciosa, que acumules más grasa en tu organismo.

Para reconocer estos alimentos te damos algunos tips:

Huye de alimentos ‘frescos’ que tengan una fecha de caducidad muy lejana. Eso significa que no serán tan frescos como prometen y que les habrán añadido algún tipo de sustancia que prolongue artificialmente su vida.

TODO alimento procesado tiene un equivalente no procesado. Y es sencillo encontrarlo: busca siempre la ‘versión original’ de todo. Es mejor comprar en el mercado y que el carnicero te prepare tu pedido al momento que comprar en bandeja.

Evita todo aquello que se ‘cocine’ en el microondas. Un plato completo con su guarnición y todo, listo en 1 minuto, seguro que tiene propiedades artificiales, pues lleva meses en la estantería del supermercado con su mismo aspecto y textura.

Vuelve a los orígenes. En resumen, haz la compra como la hubiera hecho tu abuela hace 40 años: vuelve al mercado tradicional, llévate tu propio carro, no compres comida envasada y preparada.

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