sábado, 29 de julio de 2017

Alimentación y embarazo



Se dice que el estado nutricional de la madre antes del embarazo tiene un impacto mayor en el peso del niño al nacer que el incremento de peso durante el embarazo.

“La alimentación de la mujer embarazada es muy importante porque inicialmente el embrión y luego el feto necesitan recibir nutrientes en cantidades adecuadas para un apropiado desarrollo”, aconseja el médico nutricionista Mario Calizaya.

Pero, aclara a continuación, esos nutrientes no deben producir alteraciones en la madre. En su criterio profesional, cada mujer embarazada debe recibir una atención nutricional personalizada.

Calizaya es médico cirujano y licenciado en Nutrición y Dietética, ambos títulos obtenidos en la Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca. Trabajó en el hospital Cristo de Las Américas, en la Caja Cordes y fue docente de Fisiopatología de la carrera de Nutrición de la misma universidad.

Importancia de la nutrición

El déficit nutricional severo, antes y durante el embarazo puede ser causa de infertilidad, aborto espontáneo, parto prematuro, malformaciones congénitas, menor peso de nacimiento y mayor probabilidad del niño de enfermarse y morir en el momento de nacer o durante los primeros días después del nacimiento.

En contrapartida, la obesidad materna se asocia a un mayor riesgo de hipertensión, arterial, diabetes gestacional, cesárea y fórceps, debido a los recién nacidos muy grandes.

El Banco Mundial sostiene que invertir para proteger a la mujer de edades que oscilan entre los 14 y 50 años ofrece los mejores retornos en salud en el aspecto socioeconómico, productivo y demográfico, con evidentes beneficios para la familia, la comunidad y la economía mundial.

Comida e ingesta de agua

La embarazada debe comer entre seis y siete veces al día, a veces incluso más, pero en cantidades reducidas para evitar estimular al centro del vómito, recomienda el doctor Calizaya.

Respecto al consumo de líquidos, debe ser a tolerancia. Él aconseja que sea medio vaso cada hora y solo durante el día. Los líquidos pueden ser agua tibia, infusiones, jugos de fruta y otros.

De todos modos, remarca que “cada mujer embarazada es un mundo aparte, por eso es preciso hacer un plan alimentario individualizado, de acuerdo con las patologías que pueda tener cada una, estatura, costumbres, trabajo, síntomas debidos al embarazo, entre otros aspectos”.

Plan alimentario

Calizaya explica a ECOS que la embarazada requiere de un plan alimentario alto en proteína, para favorecer el desarrollo de la estructura del nuevo ser.

El plan, en su criterio, debe ser fraccionado, ya que ciertos alimentos pueden exacerbar síntomas como náuseas, vómito y sensación de plenitud.

Además, la embarazada no puede comer la misma cantidad de alimentos que consumía antes, en un solo tiempo alimentario, por ejemplo sopa y segundo, debe comer un plato primero y una hora después el otro.

Sin embargo, la alimentación de las mujeres en cinta varía de acuerdo con su edad, es decir entre adolescentes y maduras.

Calizaya dice que las adolescentes requieren un cuidado especial en la dieta para evitar que las erupciones cutáneas típicas del acné se exacerben.

Respecto a las mujeres maduras embarazadas ya tienen trastornos específicos como el sobrepeso, bajo peso, hipertensión, osteoporosis, diabetes y otras patologías, razón por la cual requieren de una alimentación específica.

En el caso de una mujer primeriza la alimentación es similar al de una multípara, ya que los síntomas pueden presentarse en todos los embarazos. •

Un ejemplo de dieta

Al despertar: Un vaso de agua o infusión tibia.

Desayuno: Leche light, deslactosada o de soya, tibia y con galletas de agua.

1ª Merienda: Un vaso de yogurt.

2ª Merienda: Una fruta de temporada o en compota.

Almuerzo. Hrs. 12:00: Sopa con carne de res sin grasa ni hueso o pecho de pollo sin piel (no debe tener menudencias). Puede ser también con arroz, avena, quinua, cabello de ángel o de choclo, con verduras como espinacas, acelga, zanahoria, tomate y vainitas.

Segundo. Hrs. 13:00. Una porción de carne de res, pollo, pescado o huevo sin yema, cocidos en sartén con teflón, en agua, al horno, a la plancha o a la parrilla, no fritas con aceite. Acompañar con verdura cruda o cocida más un carbohidrato como arroz blanco, papa, choclo, espagueti, oca o camote.

1ª Merienda de la tarde: Una taza de mazamorra de arroz, avena, fécula de maíz o quinua con leche y galletas de agua.

2ª Merienda de la tarde: Una fruta de temporada.

Cena. Hrs. 18:30: Un plato de sopa similar al almuerzo.

Colación. Hrs. 20:30. Fruta cocida o infusiones tibias de manzanilla, anís o coca, con galletas de agua.

Preguntas clave

¿La embarazada y el feto, con sobrepeso?

Ni la madre ni el feto deben tener sobrepeso. Un bebé macrosómico o grande indica que la madre tuvo algún problema nutricional o metabólico, como elevación de la glucosa en el embarazo.

“La embarazada solo debería subir entre 7 y 8 kilos, de acuerdo con su estatura. Ese peso equivale al peso del feto, la placenta y el líquido amniótico. Una embarazada no tiene por qué subir más de peso; si sube más es una acumulación de grasa innecesaria para su organismo”.

¿Cuidados para tener un bebé saludable?

Los cuidados para tener un bebé saludable deben comenzar antes de la concepción. Por ejemplo, si la mujer desea embarazarse debe dejar de tomar medicamentos, consumir bebidas alcohólicas, drogas o cigarrillos.

Asimismo, debe empezar a tomar complementos como el ácido fólico, pues esta vitamina evita las malformaciones en el embrión.

¿Hay alimentos que la embarazada debe evitar?

Sí, los alimentos productores de abundantes gases como el brócoli, coliflor, repollo, habas y arvejas. También las especias astringentes, como la canela y el clavo de olor. Y los sazonadores como los cubitos de carne, ají no moto y otros saborizantes.

Fuente: Médico nutricionista Mario Calizaya





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