Para que la dieta sea adecuada y nutricionalmente equilibrada tienen que estar presentes en ella la energía
y todos los nutrientes en cantidad y calidad adecuadas y suficientes para cubrir las necesidades del hombre
y conseguir un óptimo estado de salud.
Las necesidades de cada nutriente son cuantitativamente muy diferentes. Así, las proteínas, los hidratos de
carbono y las grasas, los únicos nutrientes que nos proporcionan energía o calorías, deben consumirse
diariamente en cantidades de varios gramos, por lo que se denominan macronutrientes. El resto, vitaminas
y minerales, se necesitan en cantidades mucho menores (micronutrientes); por ejemplo, únicamente
necesitamos unos pocos miligramos de vitamina C (60 mg/día) o de cinc y aún cantidades inferiores, del
orden de microgramos, de otras vitaminas como B12, folato o vitamina D (10 mcg/día). Sin embargo, todos
los nutrientes son igualmente importantes desde el punto de vista nutricional y la falta o el consumo
excesivo de cualquiera de ellos puede dar lugar a enfermedad o desnutrición.
Según esto, el esquema general y teórico de la nutrición es muy sencillo: se trata, por un lado, de conocer
las necesidades de energía y nutrientes de un individuo y por otro su ingesta real (Varela, 1982). El
enfrentamiento de ambos componentes puede servir de base para la planificación dietética y para la
valoración del estado nutricional juzgado por la dieta, tanto en individuos como en grupos.
Pero, surge la pregunta: ¿en qué cantidades hay que consumir los nutrientes para satisfacer las
necesidades del organismo y llevar a cabo todas las funciones y actividades diarias? Es decir, ¿cuántas
calorías hay que consumir para mantener el peso?; ¿cuánta vitamina C necesita un adulto?; ¿y uno que
fume habitualmente?; ¿qué cantidad de calcio es necesario ingerir no sólo para mantener la salud sino
también para prevenir la osteoporosis? El desarrollo de la Ciencia de la Nutrición, especialmente en el siglo
XX, ha permitido establecer diversos estándares o valores de referencia que pueden clasificarse en dos
grandes categorías, claramente diferentes pero que se complementan mutuamente:
1. Ingestas Recomendadas (IR),
2. Objetivos nutricionales y guías dietéticas.
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