La Organización de las Naciones Unidas (ONU) instó a los ciudadanos a cambiar sus hábitos cotidianos por otros que contribuyan a conservar los recursos naturales del planeta.
“La lucha contra el cambio climático -señaló la entidad- en un comunicado- se libra no solo en la esfera internacional, sino que también depende de cada persona y sus hábitos de alimentación, que impactan en el medioambiente”.
La directora de Asociaciones de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Marcela Villarreal, señala que las acciones individuales también son claves para frenar el calentamiento global, por ejemplo sustituyendo una comida compuesta por carne por otra vegetariana una vez a la semana, teniendo en cuenta que la ganadería emite dos tercios de los gases de efecto invernadero procedentes del sector primario.
Villarreal aboga también por incrementar el consumo de legumbres en lugar de otros productos que requieren más agua, y lo justifica por motivos de “huella hídrica”. Para producir un kilogramo de carne bovina se necesitan más de 15.000 litros de agua frente a los 4.000 que gasta un kilo de legumbres.
También se recomienda consumir especies de pescado abundantes y no sufran riesgo de sobrepesca. Comprar productos orgánicos o con certificación ecológica para asegurar que se obtuvieron de forma sostenible y no contaminan los suelos.
Igual que viajar en auto o en avión libera dióxido de carbono, los alimentos también dejan emisiones “ocultas” en su camino del campo al plato.
Comprar solo lo necesario, elegir frutas y hortalizas en buen estado aunque no tengan una forma perfecta, adquirir productos mínimamente envasados, reutilizar la bolsa de la compra y reciclar, forman parte del decálogo del “buen consumidor” que se promueve.
Otro consejo es no confundir la fecha de “consumo preferente” con la de “caducidad” antes de tirar la comida a la basura.
La fundadora del movimiento danés Stop Spild Af Mad (Paren de desperdiciar alimentos), Selina Juul, subraya que esas acciones concretas tienen el aliciente de que sirven para ahorrar tiempo y dinero.
“En cualquier lugar del mundo, si alguien quiere luchar contra el cambio climático solo tiene que comenzar comprando alimentos locales y de temporada, cambiando los hábitos en casa con sentido común”, dijo la activista.
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