Te contamos cómo puedes hacer para volver al eje sin caer en dietas extremas y contraproducentes
Alegría, regalitos, reunión familiar, alimentos en abundancia... Las fiestas dejan sus secuelas, algunas muy buenas, otras no tanto. Los excesos de alcohol y comida se sienten en el cuerpo. Es hora de hacerle una limpieza.
¿Cuántas veces dijimos o escuchamos “mañana ayuno, sólo líquidos” en pos de eliminar la abundante ingesta reciente? Grave error, el ayuno posterior lleva invariablemente a comer más una vez superado el sacrificio. El cuerpo está hambriento, necesita comer y lo pedirá desesperadamente, por lo tanto más que compensar con hambre la sobreabundancia reciente es mejor embarcarse en realizar un hábito de alimentación sana. Para eso, lo primero que hay que hacer es desechar la culpa. “Todo exceso es malo, los snacks, el pan dulce están repletos de carbograsa, producen toxinas e instan a seguir comiendo, pero no hay que dramatizar, comiste mucho y disfrutaste, listo.
En vez de castigarse con dietas imposibles o con enormes sentimientos de culpa hay que volver a los buenos hábitos o empezar una vida saludable”, explica la nutricionista Alicia Crocco, autora de los libros Ansiedad vs. Saciedad y Creo y adelgazo.
EL LABORATORIO DEL CUERPO
El gran protagonista de estos desórdenes, el que más sufre, es el hígado, el órgano que intenta digerir y depurar todas las toxinas de nuestro organismo. De hecho, en la óptica de la medicina ortomolecular es necesario hacer una desintoxicación hepática antes de tratar cualquier disfunción.
Entre muchísimas otras funciones, el hígado es el encargado de convertir los carbohidratos y proteínas en grasas. Además, se encarga de filtrar la sangre proveniente del intestino, entre otras tareas que tiene a su cargo. Por lo tanto, cuando se come y se bebe en exceso el pobre hígado tiene que trabajar a destajo y tanta labor tan de golpe puede producir, entre otras cosas, indigestión, dolor de cabeza, constipación o colitis. Es hora de ayudarlo a cumplir sus funciones y hacerlo descansar.
TIPS INDISPENSABLES
Las aliadas de la depuración son las verduras, las frutas y el agua, pero esto no significa que haya que eliminar al resto de los alimentos. No. El médico Adrián Jaime, especialista en Life Style Medicine de la Universidad de Harvard, tiene algunos consejos:
Beber agua, soda, caldo light, infusiones sin azúcar, gelatinas light sin límite.
Tomar por lo menos dos litros y medio de agua al día.
Consumir abundante cantidad de frutas y vegetales frescos y en jugos incorporar cereales integrales.
Comer más pescado, ingerir yogures descremados, cenar liviano.
Evitar embutidos, fiambres, manteca, mayonesa y frituras
Reducir el consumo de sal.
Reemplazar al café con té de manzanilla, valeriana, tilo o cedrón.
Para limpiar el estómago: tomar por la mañana un jugo de una naranja, una zanahoria y una pera. Por las tardes, un yogur descremado con tres cucharaditas de té de semillas de chía, girasol y linaza.
UN PLAN ALIMENTARIO
Alicia Crocco propone un plan nutricional sencillo para depurar y lo más importante, continuar toda la vida. Hay una frase que hay que internalizar y de ser necesario, repetir como un mantra: “Para adelgazar hay que elegir alimentos que producen saciedad y no contar calorías”.
Desayuno y merienda: leche cruda descremada, dos rodajas de pan integral sin tostar y queso tipo port salut de bajo tenor graso (¡leer las etiquetas antes de comprar!) que, además de brindar saciedad, aporta calcio, cosa que no hace el queso crema.
Almuerzo: una porción de carne magra (bola de lomo, pollo, carré de cerdo, atún) del tamaño de la palma de tu mano, un plato sopero de verduras crudas o cocidas al vapor, una cucharadita de aceite, preferentemente oliva y mucho vinagre. Poca o nada de sal. Una fruta.
Entre comidas: un licuado de banana con leche o un sándwich o un yogur descremado o una fruta
Cena : un plato sopero de ensalada de todos los colores, arroz integral (un puño cerrado es una buena medida) y un huevo duro.
Cambio de hábitos: hay pequeños cambios para empezar ya: borrar el ascensor y las escaleras mecánicas, usar menos el auto (antes de agarrar las llaves pensar en el caos del tránsito y en lo difícil que es encontrar lugar para estacionar), caminar más o agarrar la bicicleta y buscar una actividad física que te guste para que forme parte de tu vida cotidiana.
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