sábado, 10 de diciembre de 2016

Los 3 alimentos que no merecen su mala fama



Se dice que comer ciertos alimentos es perjudicial para la salud por muchísimos mitos que han permanecido por años, ya sea información desactualizada, por permanencia de tabúes del pasado o simplemente por ignorancia.

A continuación reivindicamos tres alimentos a los que se puede volver a abrirle el corazón (y el apetito) de nuevo: el queso, la papa blanca y las verduras congeladas.

Queso. Un estudio presentado en 2014 por la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes informa que las personas que registran un alto consumo de productos lácteos altos en grasa (como el queso) disminuyen en 23% las probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2. Es imprescindible mencionar que tomar productos lácteos desnatados no produce ningún impacto favorecedor en términos de padecer o no diabetes. Por tanto, los beneficios de los lácteos se encuentran en la grasa. Así que ya sabes, vuelve a incluir el queso curado en tu lista de la compra.

Coco. Esta fruta tropical es evitada por su alto contenido graso, el cual es específicamente grasa saturada. Tres onzas de coco es aproximadamente tres gramos de grasa y 90 % de esa grasa es saturada. La grasa saturada no es la bestia causante de enfermedades cardiovasculares que alguna vez pensamos que era. Además, el cuerpo humano en realidad necesita algo de grasas saturadas en tu dieta, especialmente aquellos que acuden con frecuencia al gimnasio.

Las grasas más importantes encontradas en los cocos son los triglicéridos de cadena media. Que, a diferencia de las grasas típicas de cadena larga que se encuentran en la mayoría de las comidas, los de cadena media; son digeridos rápidamente y absorbidos. Esto reduce el riesgo de depositar la grasa y se constituye en una fuente de combustible, la cual rápidamente corre para nutrir al cerebro y los músculos.


Verduras y frutas congeladas. Dos recientes estudios elaborados en Inglaterra indican que las frutas y verduras congeladas contienen más vitaminas que si estuvieran frescas. Por ejemplo, el brócoli congelado contiene cuatro veces más beta-caroteno que cuando está fresco. ¿Por qué pasa esto? Simple: estos productos son empacados cuando están en su mejor punto, mientras que los frescos pueden pasar días antes de ser consumidos.

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