domingo, 6 de marzo de 2016

Alimentación para niños de 2 a 3 años

A partir de los 2 años de edad el niño debe alimentarse con cuatro comidas al día (desayuno, comida, merienda y cena) y en algunos casos puede tomar un suplemento lácteo en forma de leche con galletas antes de acostarse.

Es de fundamental importancia repartir los aportes calóricos de las cuatro comidas básicas, ya que esos hábitos alimentarios adquiridos a esta edad serán la guía para la época adulta.

Entre los 2 y los 3 años de edad, los niños empiezan a tener la capacidad de morder y masticar gracias a que les salen los segundos molares de su dentadura de leche. En esta etapa, ya se puede añadir algunos trocitos de carne, de verduras o de frutas a sus papillas y purés. Es importante que los niños aprendan a masticar para que adquieran buenos hábitos alimenticios. A estas edades, es muy normal que algunos niños deseen imitar a sus padres intentando comer con los cubiertos. Al principio les será difícil con lo que necesitarán los dedos de las manos para agarrar los alimentos.

La dieta de un niño de 2 o 3 años, suele incluir carne, cereales, legumbres, huevo, pescado, leche y derivados, etc. Se recomienda el consumo de medio litro de leche al día, que su desayuno sea completo, es decir, con leche, pan y fruta, y que se eviten alimentos azucarados, grasos y calóricos, como forma de prevenir la obesidad infantil.

En cuanto a los hábitos de alimentación, a estas edades, se debe compartir mesa y comida con ellos. Es importante que el momento de la comida o la cena, sea un encuentro familiar de comunicación. También es recomendable que se fomente la higiene de los dientes, con un cepillado tras las comidas principales. Los padres deben dar el ejemplo.

Las calorías deben ser repartidas de la siguiente forma:

Desayuno 25% del aporte calórico del día.

Comida 30% del aporte calórico del día.

Merienda 15% del aporte calórico del día.

Cena 30% del aporte calórico del día.

Hay que estar atento para evitar a que el niño no adquiera conductas alimenticias caprichosas y monótonas con preferencia para unos alimentos y aversión a otros. Eso puede provocar una alimentación carencial en sustancia nutritiva. Una dieta equilibrada, variada y completa aporta al niño lo que él necesita.

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