viernes, 16 de junio de 2017

Comer insectos, son un alimento nutritivo y rico en proteínas



Yumi Herrera Yamaguchi combina sus dos pasiones: la ciencia y la gastronomía para preparar platos diferentes y nutritivos donde los insectos son los principales protagonistas.

La bióloga paceña utiliza larvas y abejas para elaborar exquisitos menús que son degustados en el país en diversos congresos gastronómicos o de entomología.

El estudio “Insectos comestibles, perspectivas a futuro de la alimentación y la seguridad alimentaria” de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), afirma que los insectos son una fuente importante y fácilmente accesible de alimentos nutritivos y ricos en proteínas que se encuentra en los bosques.

Revela que los seres humanos consumen en el mundo más de 1.900 especies de insectos.

La entomofagia —el consumo de insectos por los seres humanos— se practica en muchos países del mundo, especialmente en Asia, África y América Latina.

¿En Bolivia se come insectos? La entomóloga Yumi Herrera explica que en nuestro país también se consume insectos, aunque en muy poca cantidad y generalmente por grupos del lugar. "En Pando, Beni, Santa Cruz, algunas zonas de La Paz y del trópico de Cochabamba se consumen este tipo de alimentos que tienen mucha proteína, más que la carne vacuna", explica Herrera, quien radica en Cochabamba desde hace más de 35 años.

"Mayormente trabajo con las larvas. En esta oportunidad, para el Congreso Internacional Ciencia y Gastronomía, usé tres tipos de insectos: la larva de la polilla de maíz (Spodoptera frugiperda); la larva del gorgojo de la palma comestible (Rhynchophorus palmarum), conocido como el Tuyu-tuyu, y abejas de la especie Apis mellífera", detalla Herrera.

Recalca que resulta complicado conseguir las especies, por ejemplo los Tuyu-tuyu se las tuvieron que enviar desde Pando debidamente congeladas para su conservación.

Aclara que las abejas usadas en esta presentación fueron conseguidas de las señoras que venden refrescos donde se hizo una captura indirecta de las que ya estaban ahogadas o muertas para no disminuir su población.

Las larvas de la polilla de maíz fueron conseguidas de la fundación Proinpa quienes realizan estudios sobre este especie.

"Con las abejas se tuvo el cuidado de sacar el aguijón una por una porque, aún muertas, el aguijón sigue teniendo la toxina y puede dañar", explica la experta.

Algunos insectos fueron cocidos, otros salteados y más, dependiendo de los requerimientos para cumplir el menú.

La chef preparó a vista de los asistentes: entrada, plato principal y postre.

Herrera próximamente quiere incursionar en la elaboración de menús que incluyan a las hormigas.



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