jueves, 4 de mayo de 2017

¿Es saludable ayunar?

Es un procedimiento poco conocido aún, aunque es ya tendencia en Europa

Mucha gente desconoce que ayunar, siempre de una forma controlada o bajo supervisión médica, puede ser beneficioso para la salud. Cada vez hay más estudios y experiencias clínicas que corroboran los aspectos positivos que tiene el no tomar alimentos sólidos con fines terapéuticos, y más aún si ese ayuno va acompañado de ejercicio físico.

Una tendencia
El ayuno consiste en ingerir una cantidad máxima de entre 280 y 300 calorías diarias, tomando únicamente líquidos como agua, zumos, infusiones o caldos de verduras. En esa situación, el cuerpo humano empieza a consumir sus reservas y a vivir de ellas. El médico Elías Vidaurre asegura que es importante observar a cada persona concreta y su situación específica.

“Mientras la gente tiene reservas, su estado de salud, su inmunidad y su fuerza se mantienen en buen equilibrio. Pero cuando se acaban esas reservas y seguimos con el ayuno, el desequilibrio en el cuerpo es total. Ahí pasamos a perder inmunidad, a estar enfermos como consecuencia del hambre, y podría haber alteraciones en algunos órganos del cuerpo, como el hígado o los riñones”, explica.
Por esa razón, el tiempo que hay que mantener un ayuno depende principalmente de las reservas. Los periodos varían entre los ayunos cortos de uno a tres días, en los que apenas se queman calorías de reserva, hasta ayunos muy largos, llevados a cabo por personas con graves problemas de obesidad, que han llegado a durar más de 300 días.
En las últimas décadas, se ha hecho más popular como método de prevención o como estilo de vida saludable. Pablo Saz dice que “la reacción del cuerpo mientras está viviendo de las reservas y siempre que se disponga de ellas, es una reacción de reequilibrio, que reajusta muchos sistemas”.

Se ha constatado la eficacia del ayuno en el tratamiento de enfermedades reumáticas y dolor crónico.

Para que el ayuno sea efectivo, debe ser voluntario. El paciente debe entenderlo y debe aceptarlo.

Lanzarse al ayuno de buenas a primeras tiene sus riesgos siempre que no se disponga de toda la información necesaria.

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