sábado, 7 de enero de 2017

TIPS para mejorar la alimentación de tus hijos

La obesidad infantil ya es considerada por la OMS como una epidemia global que ha llegado incluso a países con graves carencias alimenticias, pero donde la comida procesada ha logrado hacerse un hueco en los hábitos de consumo y Bolivia no es la excepción.

Se considera que un niño tiene obesidad cuando posee gran cantidad de tejido adiposo en su organismo. Estadísticamente el 80 por ciento de los niños con obesidad, serán adultos obesos. Esto los predispone a tener problemas relacionados con colesterol elevado, hipertensión arterial, problemas de calcificación (ósea), patologías de malformación de las articulaciones y huesos (debido al sobrepeso), arritmia, déficit atencional, cansancio físico y mental excesivo y problemas graves de corazón.

“A nivel mundial se calcula que en 2040 del total de niños el 84 por ciento padecerá obesidad. Esto no cambiará si no hay políticas de Estado y si en casa la familia no da el ejemplo, el niño tampoco modificará sus hábitos de consumo”, dijo a La Gaceta el médico nutricionista argentino Adrián Cormillot.



Factores de riesgo

Aunque la obesidad puede ser el resultado de una enfermedad de origen genético (endócrino), en el 99 por ciento de los casos los factores resultan ser ambientales, genéticos (no endócrinos) y psicológicos.

Como padres de familia debemos saber qué les estamos dando a nuestros hijos, pues consumen demasiada azúcar todos los días. Si analizamos desde la mañana les ofrecemos leche con chocolate, o un cereal con demasiada azúcar antes de ir a la escuela; para la merienda agregamos una bebida azucarada y galletas dulces; así que estamos hablando de que nuestros pequeños ya consumieron hasta antes de medio día más de tres raciones de azúcar.

Por otro lado, un estudio, realizado por la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard, reveló que los niños que dijeron pasar más de cinco horas diarias utilizando un dispositivo móvil o viendo la televisión son más propensos a sufrir problemas de sobrepeso, informó Excélsior.

Es importante adoptar medidas sanas no sólo con relación a la comida sino al estilo de vida en general.

Tratamiento y prevención

Es fundamental que todo tratamiento comience a temprana edad. Si tu hijo tiene sobrepeso es aconsejable que un médico pediatra o un nutricionista determine si presenta síntomas de obesidad y sí fuera el caso, se deben adoptar medidas médicas y cambiar el estilo de vida en el hogar.

Es importante que tomes en cuenta ciertos aspectos como:



• Cambio de hábitos alimenticios. Incorporar alimentos sanos como verduras, frutas de estación, legumbres, carnes blancas y rojas con ricos condimentos.



• Ejercicio. No sólo es importante fomentar al niño a que realice ejercicio, también es importante que a él le agrade la actividad escogida para perder peso. Caso contrario todos nuestros esfuerzos se verán frustrados.



• Concientizar a tu pequeño sobre los riesgos. A menudo los niños (y en buena medida tampoco los adultos) no somos conscientes de los riesgos (en muchos casos mortales) que produce la obesidad.



• Seguimiento médico adecuado. Ya sea tu pediatra o un nutricionista infantil, pero es importante sobre todo cuando se trata de niños que estén guiados por un profesional.



Es fundamental que como mamás tomemos conciencia si hay sobrepeso. No darle importancia y creer que un “niño gordito” es señal de salud lleva a un problema durante el desarrollo y el resto de la vida.



Tips para una alimentación sana

Acá 10 consejos para mejorar la alimentación de tus hijos e instalarles hábitos saludables, que ha publicado el diario La Gaceta.



TIP 1: Cuando sea posible invítalos a participar en la preparación de los alimentos. Así es posible abordar el tema indirectamente y con menos resistencias.



TIP 2: Llévalos de compras. Si tu niño te acompaña a comprar la comida y participa de la elección de, por ejemplo, los tomates, después ayuda a lavarlos y a prepararlos, se siente protagonista. Esa participación favorece la incorporación de nuevos alimentos, algo que suele ser todo un desafío para nosotras las mamás.



TIP 3: Usa tu imaginación. La creatividad a la hora de ofrecer un nuevo alimento es fundamental para no cansar al niño y no agotarse en el intento. Intenta probar recursos como jugar a decorar el plato con los alimentos o armar un postre con frutas cortadas y dispuestas con formas, ahí puedes aprovechar el momento para incorporar una fruta nueva, como el kiwi.



TIP 4: No insistas con que termine todo el plato. Son los chicos quienes deben decidir cuánto comen. No hay que forzarlos a comer más cuando dicen estar satisfechos. Si lo hacemos, podemos llegar a distorsionar su registro de saciedad.



TIP 5: Aprovecha para que el momento de la comida sea un espacio de encuentro de la familia. Evita distracciones como la televisión porque que no favorece en nada.



TIP 6: No uses la comida como premio o castigo. “Si no comes, no hay postre” o “si te portas bien, te compro un helado” son recursos útiles a corto plazo, pero que no colaboran con la instalación de una alimentación sana.



TIP 7: Educa con el ejemplo. Si los papás no comen pescado, tampoco comerán sus hijos; si en casa no se come ensalada, los chicos no la verán como un alimento corriente.



TIP 8: Los alimentos vegetales pueden usarse como elementos principales en una dieta equilibrada. Las legumbres, frutas, verduras y hortalizas son clave en una alimentación sostenible y equilibrada. Promover estas costumbres desde la infancia es garantía de que se perpetúen en el tiempo. La fruta mezclada con hortalizas es una buena combinación alimentaria: se pueden incluir en ensaladas, mezcladas con yogur.



TIP 9: Organiza los momentos de las comidas. Es muy importante hacerlo en horarios regulares. Cuando se realizan dentro de una rutina se garantiza que el hábito persista de por vida.



TIP 10: No prohíbas el azúcar ni las grasas, sólo hay que limitarlas. Un niño al que no se le permite nunca comer un chocolate o papas fritas estará permanentemente pendiente de ellos. Si, por el contrario, lo limitamos a ciertas situaciones puntuales, como un cumpleaños o una tarde con amigos, para el niño será más fácil disminuirlas.

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